En las primeras semanas posteriores a la intervención es recomendable elevar el cabezal hasta 30º para favorecer la desaparición de la inflamación de la cabeza y cara.
Después de este tiempo el niño puede dormir como antes, teniendo la precaución, al igual que en cualquier lactante, de ir cambiando de lado de apoyo de la cabeza para evitar plagiocefalias posicionales.